miércoles, 21 de diciembre de 2011

Reseña de Cocineritos


Hola chicuelas y chicuelo, aquí comparto con ustedes mi reseña de uno de los libros que me compré aquel día que fuimos a la Feria del Libro. Espero les guste y queden con muchas ganas de conocer mi libro, el cual compartiré con ustedes con mucho cariño.

Título del Libro: Cocineritos
Nombre de la Autora: Mary Brandt
Nombre de la Ilustradora: Nieves Barreto




Reseña: Cocineritos es un colorido y gracioso libro que nos invita a compartir entre niños y adultos el arte de mezclar los alimentos para preparar deliciosos dulces. Trae muchas y variadas recetas, las cuales están dividas en dulces que no se cocinan y dulces que se cocina. Además que trae algunos consejos con los que te puedes identificar fácilmente, pues son pensados por niños. Uno de mis consejos favoritos me recuerda cuando tenía como 7 años y lo dice Tamara que tiene 10 años: “Si tu mamá está brava, no dejes que te peine” (de haberlo pensado en aquel tiempo no hubiese dejado que me peinaran, así me hubiese ido espelucada para la escuela). Y aunque no he realizado ninguna receta, estoy ansiosa de cocinar varias de ellas con ustedes ruideros. Me llama la atención preparar la Espuma de limón, Los cubitos de hielo divertidos y Los dedos de bruja, entre otras más. Presiento que este libro corre el riesgo de quedar manchado de harina, gotitas de leche, huellas de mantequilla, chocolate derretido y los demás ingredientes con los que nos pondrá a crear y jugar. En fin, es un libro para saborearlo con la mente, el corazón y el paladar. 



martes, 6 de diciembre de 2011

Mi reseña de "¡No me toques!"


Título: ¡No me toques!
Texto: Thierry Lenain.
Ilustraciones: Stéphane Poulin.

Éste libro me ha encantado por muchas razones. Primero, tiene unos dibujos geniales, muy tétricos y exagerados. De verdad hacen que la historia luzca más terrorífica, como si la estuviéramos viendo a través de los ojos de la niña que la protagoniza, que tiene una tía muy fastidiosa, que siempre quiere darle besos que a ella no le gustan. Lo siguiente es que me encanta el mensaje. El libro trata de enseñarnos que “mi cuerpo es mi cuerpo”, y nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a darle un beso, tocar o hacerle una caricia a otra persona, si esa persona no lo desea. Muchas veces los adultos olvidan que los niños y adolescentes son personas con derechos, y creen que están obligados a recibir pellizcos de cachetes, besos pegajosos, batidas de pelo, abrazos, y muchas cosas más. Lo importante es recordar que uno como niño puede decidir y decirle a esa persona, sea quien sea, tenga la edad que tenga, parezca buena o mala, sea fea o bonita, amiga de la casa, desconocida o familia: “¡No me toques!”. Yo de niño era muy cachetón y siempre que un adulto me veía quería pellizcarme los cachetes o sobarme la barriga (porque también era gordito), y eso a mí me daba mucha rabia; pero nadie me enseñó que “mi cuerpo es mi cuerpo”. Y ahora que soy grande, me da rabia cuando me monto en un autobús que tiene todos los asientos ocupados, y se monta alguna señora con un niño pequeño, y alguno de los que está sentado, carga al niño y se lo pone en sus piernas, sin preguntarle a la mamá o al niño, como si el niño fuera un muñequito, y no pudiera decidir si lo cargan a no. Todos los niños pueden decidir quién los carga, quién los abraza, e incluso, quién los cuida. Por eso me encanta que este libro pueda enseñarle eso a muchas personas, grandes y pequeñas. Yo diría que éste es un libro que debería estar en todas las casa, o cuando menos en todos los colegios. Me encantaría que muchísimos niños lo leyeran, y así ver por la calle a un ejército de chicos decididos diciéndole a los grandes: “Mi cuerpo es mi cuerpo”.


martes, 29 de noviembre de 2011

¡FELIZ CUMPLEAÑOS ANNITA!

Hoy hace cosa de una década, una niña hermosa nació de mi hermana y yo me volví un puré de papas de ternura. Poco a poco fue creciendo, y ya a los pocos años le gustaba escuchar música con su tío (es decir yo) y pasábamos ratos geniales jugando toda clase de cosas. Así siguieron pasando los años y fue como se volvió una linda chica, alta e ingeniosa, con una mente rapidísima y unos ojos siempre abiertos a la sorpresa y a lo nuevo. Allí fue que Anna y Tía Ani se conocieron. Y desde entonces hemos pasado otros tantos ratos geniales visitando parques, haciendo picnics, comprando libros y dibujando con palabras. Es por eso que hoy los tíos nos ponemos a recordar y pensar todas estas cosas y sabemos que los próximos 10 años la harán una chica más alta, más inteligente, más despierta, y nosotros seguiremos poniéndonos como purés de papas de puro orgullo y alegría. Y eso que no hemos pensado todavía en los siguientes 20 años de Annita, o los siguientes 30. ¡Jejeje! Mejor lo dejamos así por ahora, que ya habrá chance de ir creciendo, poco a poco, disfrutando cada pequeño momento. Por eso hoy queremos desearte un Súper Feliz Cumpleaños, esperando que la pases genial y que pasen los días rápido para vernos este fin de semana. Tu tía Ani y tu tío Víctor te enviamos muchos besos y abrazos, y te recordamos que te queremos mucho y que estamos muy contentos de que estés con nosotros, compartiendo la linda aventura de ser familia.

Tía Ani y Tío Vic.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Mi reseña


Título del Libro: Los insectos
Nombre del Autor: Francoise de Guibert


Reseña: Este libro es bonito y la parte que me gusta es donde la oruga salió de su huevo, se come la cáscara y la hojita donde su mamá mariposa la puso y queda muy gordita. Aquí pueden saber de los insectos, pero de algunos y de otros que no son insectos. Le tomé una foto a mi página favorita. Fin.




La reseña de mi libro


Nombre del autor: Marwin Ritz
Arte final: María Belén Cruz Pérez




Reseña: El libro de los secretos tiene muchas adivinanzas y a la vez es un mapa para descubrirte a ti misma, es algo combinado con muchas recomendaciones que explican que no sólo tienes que conocerte a ti mismo sino también puedes apoyar a los demás si sabes en que ánimo están. Hay dos páginas que me gustan una tiene adivinanzas y la respuesta la tienes frente a tu ojos y la otra página tiene un laberinto que es muy pero muy difícil. Trae algunos dibujos y son muy bonitos, es lindo y esta del color que a mi más me gusta. Este es mi libro favorito y todo lo que me gusto de él, espero les guste. Esto fue todo hasta el otro reto, chao.  







domingo, 13 de noviembre de 2011

Nuevo Reto Ruidero: Reseña de Libro


Ambar, Antonio, Anna, ruidero y ruideras todos y todas, he aquí los tíos reportándose para un nuevo reto. Pero antes de comentarles de qué se trata, queríamos contarle a nuestros lectores sobre una de las últimas cosas que hicimos juntos, para que entiendan de dónde nació la idea de este reto.

Hace un par de semanas, el domingo 23 de octubre, nos levantamos temprano, con la ilusión de asistir a un lugar que veníamos esperando desde hace un tiempo, y para el también estuvimos reuniendo algo de dinero. Ese lugar es la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo. Los tíos les habíamos contado a los ruideros de este fabuloso espacio, donde tras año, en un corto período de poco más de una semana, se encuentran reunidos miles de libros, además de docenas de actividades pensadas para  divertir y hacer volar la imaginación de los niños. Todas esas actividades tienen lugar en un espacio llamado Chamario. Se le llama Chamario a este lugar mágico, en honor del quizás mejor libro para niños escrito jamás, que nació de la cabeza de un personaje de fantasía llamado Eduardo Polo, aunque hay quien dice que este hombre pasaba sus días de encubierto, haciéndose llamar Eugenio Montejo. Aquel domingo de feria del libro, duramos un largo rato paseando por los diferentes stands de librerías y editoriales para niños, para los que los ruideros decidieran cuáles se comprarían,  y luego tuvimos que salir corriendo para llegar a tiempo, para presenciar una obra de títeres llamada Pedrito y el Lobo, de la cual una de las líneas de diálogos que más recordamos y que más nos gustó es una en la que uno de sus personajes dice, asombrado: “Cuack, cuack, cuaaack”. Luego, los chicos pasaron un rato agradable escuchando cuentos y pintando, y sólo después de todo eso es que tomamos la decisión de cuáles libros compraríamos. Cada uno de los chicos salió de la feria del libro con dos libros en sus manos. Y aquí es donde llegamos al punto donde tenemos que hablar del reto.

Su nuevo reto, chicos, si deciden aceptarlo, es escribir una reseña de cualquiera de los dos libros que obtuvieron en la feria del libro. ¿Pero qué significa hacer la reseña de un libro? Se trata de explicar de forma sencilla lo que ustedes opinan de un libro en particular, o lo que ese libro les haya hecho sentir, pensar, imaginar, lo que haya gustado, lo que no les gustó, o incluso las historias que se imaginaron al leerlo. Esto no quiere decir que tengan que escribir todas estas cosas. Basta con que su reseña tenga al menos una de éstas. Y para que no digan que resulta difícil de entender, aquí les dejamos un ejemplo de una reseña de un libro que nos encanta.


Título del Libro: Los Opuestoros 2
Nombre del Autor e Ilustrador: Sebastián García Schnetzer.

Reseña: Los Opuestoros es un libro fantástico, colorido, divertido y gracioso, construido con dibujos muy locos de toros muy extraños, que siempre están haciendo cosas distintas. Si en una página un toro está sólido, en la que le sigue se le ve derretido. Y esto es así porque los opuestoros es un libro para aprender a entender qué son los opuestos, y descubrir palabras que pueden ser desconocidas para algunos. Además el libro está en inglés y en español, por lo que es muy fino para aprender otro idioma. Una de nuestras páginas favoritas es en la que aparece un toro valiente y otro miedoso. El valiente tiene un traje rojo, con una capa azul y un antifaz negro, y el miedoso está escondido detrás de un árbol de manzanas, donde apenas se le ve la cara. Aunque parezca un libro para niños chiquitos, Los Opuestoros es una hermosa y sencilla obra de arte, que grandes y chicos sabrán disfrutar.




El niño con el trompo mágico


Había una vez un niño que no sabía bailar trompo, su papá lo estaba enseñando y no pudo bailar el trompo de color rojo, pero el niño una noche vio a alguien muy chiquito que volaba y era un hada, pero como tenía mucho sueño se acostó. Entonces al día siguiente encontró otro trompo de tamaño mediano y de color azul debajo de su almohada, era un trompo mágico que podía hacer muchos trucos. Podía bailar en la cuerda, bailaba en el piso al revés. Pero al día siguiente no lo encontró porque el hada se lo llevó, era su trompo mágico. Y después de unos días cuando el niño fue grande aprendió a bailar trompo y se puso muy feliz.

Colorín colorado, este cuento se ha terminado.

lunes, 17 de octubre de 2011

Locura de números

Un día normal y corriente fui al colegio  y  mientras que veíamos matemática y de repente del techo salieron números y tan bien + - / X de todo lo que tenga que ver con matemática   y se inundó todo nuestro salón de  números, signos, etc.
De repente se vuelve todo negro yy….


Desperté en mi cama, me prepare para ir a el colegio, andábamos viendo matemática y de repente del techo salieron números y también + - / X de todo lo que tenga que ver con matemática.

Pero escucho mi nombre

-Anna Anna Anna Anna Anna-

Y luego me despierto, esa voz era mi mamá despertándome para ir  al colegio.

 !!Todo fue un sueño¡¡

martes, 11 de octubre de 2011

¡FELIZ CUMPLEAÑOS ANTONIO!


Este blog está de celebración hoy, porque un día igual a éste, pero 7 años en el pasado, nació un niño muy risueño, al que sus padres le pusieron Antonio. Nació chiquitico, chiquitico, del tamaño de una pelusita, y poco a poco ha ido creciendo hasta convertirse en el niño que es hoy; un niño que despierta la alegría de las personas con sus dramáticas actuaciones, sus chistes, sus rimas, sus ingeniosas preguntas y sus canciones. La imaginación de este chico pareciera no tener límites, lo mismo que su corazón grandote, con el que se ha encargado de darle cariño a muchas personas. Es por eso que hoy sus tíos Ani y Víctor sienten mucha emoción y le han escrito estas pequeñas palabras para expresarle que le quieren mucho, que se sienten orgullosos de ser sus tíos y que esperan seguir viéndolo crecer cada día tan alegre como siempre. 

No tenemos mucho más que decir, sólo desearte un feliz cumpleaños, recordarte que te queremos y que estamos tan emocionados como tú por ir mañana a celebrar tu cumple comiendo rico sushi, para que al fin lo puedas probar. 

Un besote y un abrazote fuerte, fuerte.

domingo, 9 de octubre de 2011

El recuerdo multicolor


Una de las cosas que más le gustaba a Margarita de su escuela era el jardín y en especial aquel enorme árbol que cubría el patio de sombra, aire fresco y mangos. Lo que ustedes no saben es el recuerdo que este gran árbol guarda entre sus hojas. Bueno Margarita y los demás niños también guardan ese recuerdo en sus corazones. Y trata sobre un día increíble que no se ha vuelto a repetir. Como imagino que quieren saber lo que pasó ese día se los voy a contar. 

Una mañana Margarita se levantó de su cama de un salto, se cepillo los dientes, se vistió y desayunó sin quejarse de sueño o flojera. Todo ese entusiasmo venía de la competencia que habían planeado el día anterior los niños de tercer grado y los de cuarto grado. El reto era recoger los mil quinientos mangos que el árbol de la escuela soltaba por la noche ¿Se dan cuenta de que era un árbol muy grande? Ganaba el grupo que lograra recoger más mangos. La competencia se iba a hacer a la hora del recreo. 

Cuando llegó la hora del recreo el niño más grande, Luís de sexto grado, era quien controlaba el pito que anunciaba el comienzo y el fin de la competencia, mientras que los demás niños ayudarían a contar en voz alta los mangos recogidos por los grupos. Todo un mega plan, muy bien pensado como ven. 

Por un lado Margarita que era la líder del grupo de tercer grado y por el otro Rodolfo que era el líder del grupo de cuarto grado. Sonó el pito y todos comenzaron a recoger mangos como locos. Chocaban entre sí, se caían, lanzaban los mangos al cesto de recolección, saltaban, hasta hubo unos que comían mangos mientras recogían. 

Los equipos iban empatados cuando Margarita ve el último mango que de atraparlo haría ganar a su grupo. Fue rápidamente a recogerlo y cuando ya le iba a poner la mano encima una mariposa se posó sobre él, era una mariposa multicolor, hermosa y brillante. Todos los niños se quedaron por un minuto callados viendo aquella mariposa tan única y encantadora. Margarita no sabía qué hacer. Sopló a la mariposa, la tocó con mucho cuidado, le habló, le aplaudió para asustarla y nada que salía volando. Margarita era incapaz de hacerle daño a un animal, pero si no agarraba ese mango los equipos quedarían empatados y no habría ganador. Margarita pensó tomar el mango con mucho cuidado con la mariposa arriba, pero esta hermosa mariposa era un poco traviesa, se atravesaba por cada uno de los lados que Margarita intentaba agarrar el mango. Ya agotada decidió rendirse y prefirió el empate antes que hacerle daño a la mariposa, los niños terminaron aceptando y decidieron hacer una comelona de mangos. 

Cuando de pronto vieron a la mariposa multicolor alzar el vuelo mientras dejaba en el aire pétalos de flores de muchos colores que al chocar con la cabeza de los niños se convertían en globos inflados, muy juguetones y coloridos. Ese regalo de la mariposa sorprendió a los niños quienes nos tardaron en hacer una fiesta de juegos con aquellos simpáticos globos.    
Margarita desde abajo le sonrió a la mariposa y le pareció que ésta también le sonreía, muy agradecida porque ella y los niños no le hicieron daño. 

Y bueno queridos ruideros y ruideras ese es el recuerdo guardado por  el árbol, Margarita y los niños, espero que les haya gustado la historia de aquel increíble día.

Cristian, el Dinosaurio


Esa mañana Cristian se levantó como todos los días, sin ánimos de ir al colegio. Últimamente la idea de tener que ir a clases para aprender y compartir con otros niños lo ponía un poco triste. Y es que, en los últimos días, casi todos los niños habían tomado la costumbre de burlarse de Cristian. Y a él le desagradaban las burlas. Ya que Cristian era prácticamente el único niño que pasaba el recreo solo, siempre habían pensado que era un chico diferente. Pero en uno de esos recreos, dos semanas atrás, Cristian leía en soledad una revista de dinosaurios que le había regalado su papá, cuando una chica muy linda, Ana Karina, se le acerca y comienza a hablarle de mil cosas y muy rápido; tan rápido que Cristian no entendía ni una sola palabra. Tampoco entendía por qué Ana Karina se sonreía de esa forma, pues él por el contrario, se sentía muy aburrido, porque le habían interrumpido su lectura favorita. En un momento, Cristian ve con mucho miedo cómo Ana Karina deja de hablar para acercarse, poco a poco, a darle un beso en el cachete. A Cristian no le gustaban ni los besos ni los abrazos. Así que antes de que la chica pusiera sus labios sobre sus mejillas, Cristian logró poner como escudo la revista, y Ana Karina terminó dándole su beso a la foto de un Tiranosaurio Rex. Todos los demás chicos del colegio, que se hubieran muerto por un beso de Ana Karina, vieron la extraña actitud de Cristian y empezaron a burlarse. Desde entonces le decían el dinosaurio. A cada momento se burlaban y le decían “Oye Cristian, ¿quieres un abrazo? Ah, no. Verdad que tus brazos de tiranosaurio son muy cortos como para abrazar a nadie”, o le decían también “Oye Cristian, ¿me das un beso? No, mejor no. Olvidaba que eras un tiranosaurio y podrías terminar comiéndome. Con razón te la pasas solo”. Y así pasaron los días, hasta que llegó la mañana de hoy, en la que Cristian no quería ir al colegio, pero como no se le ocurrió ninguna excusa para no ir, tuvo que hacerlo.

Al llegar el recreo, todos los niños, como siempre, se burlaban de él, y ya Cristian no sabía qué hacer. Quería irse de allí. Estaba muy bravo y muy triste para seguir en ese colegio. Así que planeó escaparse al final del recreo. Cuando sonó el timbre, se escondió en la casita del parque, y cuando ya todos se habían ido se metió en la caja de arena del parque, dispuesto a excavar un túnel subterráneo que le permitiera llegar hasta la calle y escapar para siempre de allí. Tomó las palas de la caja de arena, y comenzó a excavar muy rápido y sin descanso. A los 15 minutos ya había quitado tanta tierra que podía meter sus piernas en el hueco y le tapaba hasta las rodillas. Pero todavía faltaba mucho para poder escapar, así que siguió cavando. Su sorpresa llegó cuando ya había excavado media hora. Su pala se atascó en la tierra, como si hubiera tocado algo muy duro. Así que Cristian comenzó a quitar la tierra con mucho cuidado con las manos, y se llevó un susto gigantesco cuando descubrió que, aquella cosa dura con la que se había tropezado era el cráneo de un dinosaurio. Cristian simplemente no se lo podía creer. Él nunca habría pensado que cavando bajo la piscina de arena de su propio colegio iba a encontrar los huesos de un dinosaurio, y por ello se sorprendió de esa manera al encontrarlos. Después de que pasó su miedo siguió cavando y encontró otros dos huesos largos, que debían de pertenecer al cuello de su dinosaurio. Buscó rápidamente en la revista que le había regalado su papá y notó que se trataba de un tiranosaurio rex.

Rápidamente, Cristian se recordó que alguna vez había leído que cuando una persona descubría los huesos de un dinosaurio, tenía derecho a ponerle el nombre que quisiera. Así como cuando uno compra un perrito, y le pone el nombre que más le guste. Cristian siempre había pensado que nada le gustaría más en el mundo que descubrir un dinosaurio y ponerle su nombre. Por ello sabía que era necesario llamar a algún adulto y explicarle lo que había encontrado, para que vinieran los especialistas en dinosaurios y se lo llevaran a un museo, y le pusieran el nombre de Cristian. Pero había un pequeño problema. O mejor dicho, dos pequeños grandes problemas. Si decía que había encontrado un dinosaurio descubrirían que se había tratado de escapar, y además los demás niños del colegio se burlarían de por vida de él. Ya antes le decían dinosaurio. Y ahora que había descubierto los huesos de un tiranosaurio rex, tendrían más razones para llamarlo así. Aunque los dinosaurios eran sus animales favoritos, no le gustaba que le llamaran de esa forma, porque le parecía ofensivo y desagradable. Él no se sentía como un dinosaurio, y por eso no tenían derecho de llamarle así.

Cristian se quedó un rato pensando, hasta que por fin se decidió. Sabía que era más importante que ese dinosaurio estuviera en un museo, a que le regañaran por haberse intentado escapar o que se burlaran de él de por vida. Así que decidió decirle a un adulto lo que había encontrado. Buscó a la profesora de arte, que a Cristian le parecía la más dulce de todas y se lo dijo. La profesora quedó tan impresionada por la noticia, y luego al ver los huesos de dinosaurio, que ni siquiera le preocupó preguntarle a Cristian qué hacía cavando un hueco en la tierra mientras los demás niños estaban en clase. Así que le dio la noticia a los demás profesores, y pronto ya toda la escuela sabía lo que había pasado, y a Cristian todavía no lo habían castigado ni se escuchaban burlas sobre él en ningún lado.

A las dos horas llegaron los especialistas en dinosaurios del museo de ciencias naturales de la capital, y pasaron rápidamente al parque y vieron asombrados los huesos de un tiranosaurio. Entonces alzaron la vista y preguntaron: “¿Quién fue el niño que descubrió estos huesos?”. En ese momento, todos se apartaron y dejaron a la vista a Cristian, que se sentía muy apenado de ver que todos le miraban. “Fue Cristian” dijo una profesora mientras lo señalaba. “Pues le felicito” dice el especialista, “Estoy verdaderamente asombrado. En todos mis años desenterrando huesos de dinosaurio no había visto un trabajo tan bien hecho. Veo que tuviste mucho cuidado de no dañarlos y mantuviste los huesos protegidos del viento con esta chaqueta que le pusiste encima”. Efectivamente, Cristian, al notar que habían unos huesos allí, recordó todo lo que sabía sobre desenterrar huesos prehistóricos y lo puso en práctica para no dañarlos. Entonces, el especialista se le acerca y le dice “Mi nombre en Alexander. Mucho gusto. ¿Te gustaría ser parte del equipo y ayudarnos a desenterrar el resto de este dinosaurio?”. La pregunta le tomó a Cristian por sorpresa y pegó un grito tan grande como el que nunca había gritado, con una sonrisa que nadie nunca le había visto. Todos, sin embargo, entendieron que su respuesta era un sí.

La escuela estuvo cerrada por 5 días, mientras Alexander, Cristian y los demás especialistas desenterraban  los huesos. Todos los estudiantes que no podían entrar, trataban de mirar, desde la calle, por los huecos que tenía la pared principal. En esos 5 días, Cristian aprendió sobre el trabajo en equipo y compartir con amigos, porque se había divertido muchísimo con Alexander y los demás especialistas, que eran personas muy graciosas y muy amables. Le encantaba sentirse parte de un grupo de amigos por primera vez en su vida, y se preguntaba si se sentiría igual de bien con amigos de su edad en el colegio. Cristian también aprovechó esos 5 días para pensar mucho en aquello del nombre que le pondría al dinosaurio, hasta que, después de que habían terminado el trabajo, Alexander se le acerca y le pregunta “Entonces chico, ¿ya decidiste qué nombre le pondrás a este bello animal”. Y Cristian le contesta “Sí. Estoy completamente decidido. Le voy a poner Tiranosaurio Rex”. Alexander se sorprende mucho por ese nombre y le dice “Pero, ¿estás seguro? Podrías ponerle cualquier nombre en el mundo. Podrías ponerle tu nombre y así todas las personas sabrían que fuiste tú quien lo descubrió”. Y Cristian contesta “Estoy seguro. No pienso ponerle ningún nombre de persona, porque sé que si él estuviera vivo no le gustaría que le llamen como a un ser humano, de la misma manera que a mí no me gusta que me digan dinosaurio. Cada uno es lo que es y debemos respetarlo. Así que para respetarlo como se merece dejaré que su nombre sea solamente Tiranosaurio Rex. Alexander le contesta "Está bien, Cristian. Te entiendo perfectamente. Se llamará Tiranosaurio Rex. Aunque debo decirte que ese sobrenombre que te tienen en el colegio, de dinosaurio, me parece fabuloso. Ya me encantaría a mí que me llamen así". Cristian nunca había pensado, hasta ese momento, que quizás fuera un buen sobrenombre, si se lo dijeran con respeto. Tampoco había pensado que las burlas podían ser buenas, si se decían entre amigos, y sin intenciones de ofender a la otra persona, sino de compartir la risa un rato. Igualmente su decisión estaba tomada y ese dinosaurio se llamaría Tiranosaurio Rex.

Una semana después, el día de la inauguración del dinosaurio en el museo de ciencias naturales de la capital, toda la escuela de Cristian fue invitada a asistir. En la semana anterior, nadie se había burlado de Cristian, pues todos le tenían mucho respeto por lo que había hecho. Ahora la gente le decía el especialista en dinosaurios, sobrenombre que a Cristian le encantaba, porque no se lo decían para ofenderlo, sino para compartir juntos la risa, lo cual es algo agradable. Cristian, entonces, se levantaba todas las mañanas con muchas ganas de ir al colegio, y ya había empezado a tener más amigos. En los recreos siempre sacaba su revista para leer, porque seguía siendo una de sus cosas favoritas, pero guardaba un tiempo para hablar con los demás niños, y en especial con Ana Karina, que aunque seguía hablando muy pero muy rápido, Cristian ya podía entenderle mucho mejor cuando conversaban. Ese día, en el museo, después de que todos habían recorrido el lugar y habían visto las grandes maravillas de la naturaleza, Cristian se atrevió y le dio un beso en el cachete a Ana Karina, que quedó completamente sorprendida. Los demás chicos, que estaban viendo, empezaron a burlarse de ambos cantando “Ana Karina y Cristian son novios. Ana Karina y Cristian son novios”. Pero ya Cristian había aprendido la lección, y no le molestaba ni le causaba tristeza la burla, porque entendía que lo hacían porque todos eran amigos y querían divertirse un rato. Así que se quedó tranquilo hasta que a los chicos se les olvidó lo del beso, y siguió caminando junto a Ana Karina, y descubriendo todas las cosas grandiosas de ese museo, que ahora tenía un fabuloso tiranosaurio, que él había descubierto.

lunes, 3 de octubre de 2011

El hechicero malvado


En mi escuela cuando entramos a clases los muchachos se pelean por el puesto de adelante y la profesora castiga a los que se pelean y los muchachos se pegan por la cara y se golpean por donde puedan, las niñas se ponen a gritar y nos quitamos los pupitres y nos ponemos a pelear y siempre la profesora nos castiga como no podemos jugar ni hablar después que terminemos nos manda pura tarea. Y de pronto llegó un hechicero malvado, se la llevó y dijo:

-Si ustedes quieren rescatar a su profesora consíganme una pócima.

Y nosotros le respondimos:

- Pero nosotros no sabemos hacer una pócima.

-Les voy a dejar algunas pócimas de las mías inventen una con esas pócimas, mañana me la van a entregar para probarla. De no ser así su linda profesora va a ser mi esclava.

Y todos nos pusimos a inventar una pócima para el día siguiente y ¡posf! Sonó.

- ¿qué es eso? -dijimos todos-

Era que habíamos inventado una pócima, pero a los minutos sonó la alarma.

- ¡no tuvimos tiempo de probarla! -dice uno de los niños-

y salió el hechicero malvado y dijo:

- ¿donde está mi pócima?

Y los niños salieron y se la dieron. El hechicero la agarró y se la tomó y ¡pusf! El hechicero malvado se convirtió en un sapo verde y viscoso que vivía en un pantano y se fue para siempre. La profesora salió de un sombrero que tenía el hechicero y los niños dijeron:

-¡Profesora está aquí, por fin la vemos!

La profesora les dijo:

-vieron que pueden trabajar todos unidos y me alegra que hayan aprendido el valor de ser buenos compañeros y que me hayan salvado de ese hechicero malvado.

Y todos vivieron felices para siempre.

domingo, 25 de septiembre de 2011

RETO: Un día increíble en la escuela


Atentos ruidero y ruideras.

Se viene otro reto. Y éste viene pesado como un morral para el primer día del colegio, con libros, sacapuntas, colores, reglas, cuadernos, borradores, compases, cartucheras y unos lentes de sol. Bueno, no estamos seguros de que esto último lo manden en los colegios. Pero es que precisamente este reto va de colegios y cosas extrañas que puedan suceder en ellos. Y esto es así, porque pensamos que el inicio de clases sería una buena excusa para escribir algo creativo.

Su misión, si deciden aceptarla, es escribir un cuento sobre un colegio en el que pasa algo muy, muy pero muy extraño, que nadie nunca, jamás, esperaría ni imaginaría. Y además, deben contarnos qué hacen los niños y las demás personas de ese colegio para enfrentarse a esa situación extraña.

Así que pongan a pensar a sus cerebritos, tratando de imaginar la cosa más loca que pueda ocurrir en un colegio. Sabemos que algo bueno se les ocurrirá. Y si aún tienen dudas, o se están rascando la cabeza pensando que es muy difícil, aquí les dejamos un ejemplo, para que las ideas comiencen a salir.

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LO QUE EL HIELO NOS DEJÓ

Eran las 9 de la mañana y faltaba media hora para el recreo. Hacía calor. Pero, decir que hacía calor era decir poco. En realidad, el sol estaba tan caliente que el agua hervía dentro de los termos que cada uno de los niños llevaba en sus bolsos. Los lápices, los cuadernos, incluso los pupitres y el pizarrón, parecían derretirse ante nuestros ojos. Mi garganta estaba tan seca, que no dejaba de pensar ni un solo segundo en la limonada que me tomaría apenas sonara el timbre, si es que el timbre no se rostizaba primero. Le pedí permiso a la profesora para abrir la ventana, y al hacerlo, después de creer que no había más que calor, una brisa fría, friísima, nos acarició el rostro, como cuando abres el congelador para sacar un helado. Dentro del salón, todos nos contentamos y agradecimos, aunque no podíamos explicarnos de dónde venía esa rara brisa, que después de ese soplo desapareció. Pero lo más raro pasó cinco minutos después. Por la ventana entró una cosa blanca, diminuta, que parecía un trocito de papel rasgado, y que se volvió agua apenas tocó el piso. Unos segundos después, millones de esos papelitos comenzaron a caer del cielo, y algunos entraban por la ventana. Ninguno de nosotros había visto jamás la nieve. Pero pronto nos dimos cuenta que justamente de eso se trataba. Estaba nevando. En nuestro colegio estaba nevando. Y en ningún otro lado del pueblo lo hacía.

Dos horas después, y en medio del recreo más largo de mi vida, todo el colegio estaba blanco, blaquísimo, como si hubiesen aterrizado encima un montón de nubes. Los niños habían soltado las tablas de los pupitres para hacer trineos y esquís, y por cualquier esquina podías ver las competencias, así como las guerras de bolas de nieve. Un chico había hecho una divertida estatua con la cara del director. Y yo estaba acostado en el piso, junto a la chica que me gusta, haciendo angelitos, aleteando feliz brazos y piernas, cuando me di cuenta que la nieve no iba a parar, y que los niños tendríamos que hacer algo antes de que el colegio quedara completamente tapado. Mis mejores amigos y yo nos reunimos para pensar cómo salvaríamos al colegio, y no tardamos en darnos cuenta que la solución era sacar la nieve a las calles del pueblo. Uno de los chicos más grande, que tenía una voz fuerte, gritó por encima de todos los ruidos y les avisó a cada niño de lo que tendrían que hacer. En un santiamén, niños y niñas, grandes y pequeños, comenzaron a tomar puñados de nieves en sus manos y en sus morrales y los sacaron del colegio, hacia las diferentes calles del pueblo. Nuestra idea era que cuando la nieve tocara las calles del pueblo se derritiera con su calor; pero nuestra sorpresa fue que no lo hizo. Y una fina capa de nieve se quedó pegada durante 5 días en todos los rincones del pueblo. Y así fue que vivimos los cinco días más fabulosos de nuestra infancia, disfrutando de las fiestas y de los juegos, que aquel hielo suave nos dejó. 

jueves, 22 de septiembre de 2011

Caracol la ola


Con el caracol
se ve el sol.

El sol tiene
los peces bajo el agua.

Y los peces comen sardinas
como si fuesen harina.

Las gallinas corren cantando
por el cielo y por el blanco.

Por el blanco va una flecha
que tiene muchas violetas.

El caracol se va nadando
una ola se lo traga
como si fuera una rana.

martes, 20 de septiembre de 2011

Nada lengua anda, nadie lenguas traba

Hola ruideros. ¿Cómo han estado últimamente sus lenguas? ¿Las han ejercitado? ¿Ya han sacado músculos? ¿No? Entonces es momento de llevarlas al gimnasio de las lenguas y darles el entrenamiento más fuerte. Por ello, el día de hoy les traemos un trabalenguas por niveles (sí, como un videojuego), para que se ejerciten y vayan mejorando sus destrezas. Uno no sabe el día que le tocará salvar al mundo con el fabuloso poder de las palabras, y sabemos que las palabras no salen de la boca sin la lengua. Así que hoy zambulliremos nuestras lenguas en una piscina para que naden en este trabalenguas, que tiene tres partes, empezando algo fácil, y terminando muy pero muy difícil. Ya luego los escucharemos a ver si han estado haciendo el trabajo correcto. Por el momento, sólo queda enseñarles estos complicados versos y desearles la mejor de las suertes.

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Nivel 1 (Facilín Facilón):

Dana nada nada más
nada anda
Anda nada Dana más
Dana nada

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Nivel 2 (Semi-Peludibiris)

Nadia nada más nada con Dana
Dana nada nada más con Diana
Diana nada más que Nadia y Dana
Nadie nada más que Diana y Nadia

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Nivel 3 (Archi-Peludox)

Nada anda Nadia, nada más con Diana
Nada de nada, con nadie nada Nadia
Con Diana nadie nada, Nadia con nadie nada
Nada anda Nadia, Diana nada anda.

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¡Listo! ¿Lo lograron? Cuéntennos cómo les fue por los comentarios.