Una de las cosas que más le
gustaba a Margarita de su escuela era el jardín y en especial aquel enorme árbol
que cubría el patio de sombra, aire fresco y mangos. Lo que ustedes no saben es
el recuerdo que este gran árbol guarda entre sus hojas. Bueno Margarita y los
demás niños también guardan ese recuerdo en sus corazones. Y trata sobre un día
increíble que no se ha vuelto a repetir. Como imagino que quieren saber lo que
pasó ese día se los voy a contar.
Una mañana Margarita se levantó
de su cama de un salto, se cepillo los dientes, se vistió y desayunó sin
quejarse de sueño o flojera. Todo ese entusiasmo venía de la competencia que
habían planeado el día anterior los niños de tercer grado y los de cuarto
grado. El reto era recoger los mil quinientos mangos que el árbol de la escuela
soltaba por la noche ¿Se dan cuenta de que era un árbol muy grande? Ganaba el
grupo que lograra recoger más mangos. La competencia se iba a hacer a la hora
del recreo.
Cuando llegó la hora del recreo el
niño más grande, Luís de sexto grado, era quien controlaba el pito que
anunciaba el comienzo y el fin de la competencia, mientras que los demás niños
ayudarían a contar en voz alta los mangos recogidos por los grupos. Todo un
mega plan, muy bien pensado como ven.
Por un lado Margarita que era la
líder del grupo de tercer grado y por el otro Rodolfo que era el líder del grupo
de cuarto grado. Sonó el pito y todos comenzaron a recoger mangos como locos. Chocaban
entre sí, se caían, lanzaban los mangos al cesto de recolección, saltaban,
hasta hubo unos que comían mangos mientras recogían.
Los equipos iban empatados cuando
Margarita ve el último mango que de atraparlo haría ganar a su grupo. Fue rápidamente
a recogerlo y cuando ya le iba a poner la mano encima una mariposa se posó
sobre él, era una mariposa multicolor, hermosa y brillante. Todos los niños se
quedaron por un minuto callados viendo aquella mariposa tan única y
encantadora. Margarita no sabía qué hacer. Sopló a la mariposa, la tocó con
mucho cuidado, le habló, le aplaudió para asustarla y nada que salía volando.
Margarita era incapaz de hacerle daño a un animal, pero si no agarraba ese
mango los equipos quedarían empatados y no habría ganador. Margarita pensó tomar
el mango con mucho cuidado con la mariposa arriba, pero esta hermosa mariposa era
un poco traviesa, se atravesaba por cada uno de los lados que Margarita intentaba
agarrar el mango. Ya agotada decidió rendirse y prefirió el empate antes que
hacerle daño a la mariposa, los niños terminaron aceptando y decidieron hacer
una comelona de mangos.
Cuando de pronto vieron a la
mariposa multicolor alzar el vuelo mientras dejaba en el aire pétalos de flores
de muchos colores que al chocar con la cabeza de los niños se convertían en
globos inflados, muy juguetones y coloridos. Ese regalo de la mariposa
sorprendió a los niños quienes nos tardaron en hacer una fiesta de juegos con aquellos
simpáticos globos.
Margarita desde abajo le sonrió a
la mariposa y le pareció que ésta también le sonreía, muy agradecida porque ella
y los niños no le hicieron daño.
Y bueno queridos ruideros y
ruideras ese es el recuerdo guardado por el árbol, Margarita y los niños, espero que les
haya gustado la historia de aquel increíble día.
1 comentarios:
Hola Ani. Me gustó tu cuentico sobre historias increíbles dentro de los colegios. Para mí que esa mariposa lo que trataba era dejar un mensaje a los niños sobre que la victoria nunca será más divertida que la competencia y el juego entre amigos, y por eso no les dejó tomar el mango. Y les regaló esos globos, porque para ella, ambos grupos eran ganadores. Muy bonito mensaje.
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